
Entiendo, lo sé. Quieres saber qué onda esta jirafita acá, no?
Bueno, resulta que en 1859, Charles Darwin publicó «El origen de las especies», revolucionando para siempre nuestra comprensión de la vida en la Tierra.
La idea central era tan simple como poderosa: la selección natural.
No es como dicen algunos…
Darwin nunca dijo «sobrevive el más fuerte» (esa fue una simplificación posterior de Herbert Spencer).
Lo que realmente propuso fue mucho más interesante:
«No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente. Es la que mejor se adapta al cambio.»
Para entender este concepto, pensemos en las jirafas.
Ajá, ajá, aquí apareció la jirafa.
La explicación tradicional sugería que las jirafas estiraban sus cuellos para alcanzar hojas más altas, y ese «esfuerzo» se transmitía genéticamente.
Darwin propuso algo diferente: las jirafas con cuellos naturalmente más largos tenían una ventaja para alimentarse en tiempos de escasez, sobrevivían más, se reproducían más, y así, generación tras generación, los cuellos largos se volvieron dominantes.
Este proceso tiene tres elementos fundamentales:
- Variación: Individuos con características diferentes
- Selección: Ventajas de supervivencia según el entorno
- Adaptación: Cambio gradual de toda la especie
Pero, espera, ¿Qué tiene esto que ver con tu negocio?
Pues bueno, el mercado actual funciona exactamente igual que un ecosistema natural:
- Los cambios del entorno son constantes
- La competencia por recursos (clientes, atención) es masiva, sobre todo gracias a la era digital
- Solo quienes se adaptan prosperan
Aquí te cuento algunos que no se adaptaron (y desaparecieron)
Kodak: «Eso nunca reemplazará el film»
Ironía suprema: Kodak inventó la cámara digital en 1975. Pero se aferró a su modelo de negocio centrado en película fotográfica, química y papel. ¿El resultado? Kodak se declaró en bancarrota en 2012, mientras Instagram (fundada apenas 18 meses antes) se vendía a Facebook por $1,000 millones.
Blockbuster: «Nadie quiere esperar por películas por correo»
En 2000, Reed Hastings, fundador de Netflix, propuso una alianza a Blockbuster. Ellos manejarían la marca Netflix en tiendas, y Netflix gestionaría la marca Blockbuster online. Blockbuster se rio de la propuesta.
Hoy, Blockbuster es una tienda solitaria en Bend, Oregon. Netflix vale más de $160 mil millones.
Nokia: «Los smartphones son un nicho pequeño»
En 2007, cuando Apple lanzó el iPhone, Nokia dominaba el mercado con un 49.4% de participación. Sus ejecutivos vieron el iPhone como un «producto nicho» que no amenazaba su negocio.
Para 2013, su cuota de mercado había caído al 3%, y vendieron su división móvil a Microsoft por una fracción de su valor anterior.
Y aquí unos tantos que sí se adaptaron (y triunfaron)
Amazon: De librería a… todo
Jeff Bezos comenzó vendiendo libros en línea. Hoy, Amazon es un gigante del retail, computación en la nube, entretenimiento, dispositivos inteligentes, y mucho más. Su secreto: estar dispuesto a canibalizar sus propios negocios exitosos antes que alguien más lo haga.
Microsoft: El gigante que aprendió a ser ágil
Bajo Steve Ballmer, Microsoft se resistió al cambio, perdiendo oportunidades en móviles e internet. Con Satya Nadella, pivotó agresivamente hacia la nube y servicios por suscripción, revitalizando por completo la empresa.
Netflix: De DVDs por correo a streaming a productor de contenido
Netflix comenzó enviando DVDs por correo, pero viendo hacia dónde iba la tecnología, pivotó a streaming cuando el ancho de banda lo permitió. Luego, para no depender de licencias externas, comenzó a producir contenido original. Cada cambio fue arriesgado, pero cada uno fue también visionario.
El principio del ritmo: Todo está en movimiento
El principio del ritmo es uno de los principios universales más poderosos que rigen tanto la naturaleza como los negocios. Este principio establece que todo fluye, todo tiene sus mareas, todo sube y baja. Nada permanece estático.
En la naturaleza, Darwin observó estos ciclos constantes: las estaciones cambian, los ecosistemas evolucionan, las especies se adaptan o desaparecen. Este ritmo es implacable y no se detiene por nada ni por nadie.
En el mundo empresarial actual, este principio se manifiesta con una intensidad magistral.
Quienes entienden este principio no luchan contra la corriente; aprenden a navegar en ella, anticipar sus patrones y utilizar su fuerza a su favor.
Y como dice el principio Darwiniano adaptado a los negocios: Si no te adaptas, te jodes.
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